FRONTBACK (Texto: Noreste / Foto: Javier Azpitarte)


                                                                                                                Noreste: Respirar


Cuando el comandante en jefe de la secretaría general recibió el informe de manos del capitán de la guardia, trató de aparentar tranquilidad, pero en verdad, estaba ansioso por conocer los detalles de aquel caso. Despidió ceremoniosamente al capitán con un apretón de manos y le rogó que guardara la mayor discreción posible. Luego cerró la puerta con llave, se sentó y desplegó la carpeta sobre la mesa de su despacho. Tenía órdenes precisas de hacer llegar el documento a la sede internacional de justicia. Aquel incidente había creado mucha controversia, la información se había filtrado a los medios, estaba en juego el rentable negocio público de los llamados "Viajes Astrales", y las consecuencias traían demasiados quebraderos de cabeza para los de arriba. Sin embargo, a sabiendas de que su pellejo y su posición también se hallaban comprometidos, el comandante no estaba dispuesto a entregar el informe sin haberlo supervisado primero. Nadie sabía dónde estaba el agente Linus ni cómo había llegado el informe a manos de su capitán, pero cuando éste se puso en contacto inmediatamente con el comandante, éste suspiró aliviado. Era el primer delito tipificado que se había cometido en los dos años que duraba el recién establecido mercado lúdico de los viajes en el tiempo, el primer fracaso de un delicado sistema de seguridad meticulosamente diseñado para evitar toda la serie de complejos conflictos que aquel nuevo descubrimiento y aquella magnífica tecnología podían causar. La gran premisa de aquel moderno e intrincado esquema de leyes, normas, reglas y veredictos, era muy simple y todo el mundo estaba de acuerdo:
 " No se puede interferir en la Historia de la humanidad " . Ahora, el comandante debía asegurarse de que en aquel informe no hubiera ninguna fisura que demostrara que así había sucedido, o de lo contrario rodarían cabezas, sobre todo la suya. Rompió el precinto con una uña, desplegó el informe grapado, y se dispuso a leer muy despacio.

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      " Informe 404 del agente Linus para el departamento 
  de Espacio-Tiempo de la comisaría central "

Soy policía desde hace más de una década. Desde mucho antes del examen final de especificaciones profesionales, ya sabía que quería dedicarme a defender la ley y el orden. Mi familia falleció en un accidente que se podía haber evitado con una correcta labor policial, por lo que no hace falta que les explique que me tomo muy en serio mi trabajo. Cuando surgieron las primeras plazas para formar parte del recién surgido departamento de Espacio-Tiempo no lo dudé ni un instante, y es que las repercusiones de este nuevo hallazgo de la ciencia son actualmente las que considero de mayor importancia. Alguien tenía que proteger a la gente de los innumerables resquicios de vulnerabilidad que este sistema pudiera albergar. 

Durante mi corta carrera de dos años creo haber realizado mi trabajo con un expediente intachable, incluso poseo en mi haber un par de reconocimientos honoríficos por haber desmantelado ciertas fisuras del sistema de seguridad que actualmente ya están corregidas.

Si sirve de algo, añadiré que nunca me han caído bien todos esos pijos ricachones y adinerados que son los únicos beneficiarios de esta nueva tecnología, de esta nueva forma de viajar que debería estar al alcance de todos. Como suelo comentar a mis compañeros de sección, siempre he creído que sería más adecuado juzgar y medir a los aspirantes a viajeros no por su cuenta bancaria sino por sus aptitudes psicológicas, morales y humanas, y que nadie que no superara un determinado test debería tener la oportunidad de subirse a las cápsulas de desmaterialización. Digo esto porque éste es otro de los motivos por los que me he concentrado seriamente en desempeñar mi trabajo de un modo escrupuloso y estricto.

Cuando me presentaron a Mateo Frontback, rápidamente me di cuenta de que no era uno de esos finolis que lo único que quieren es viajar a donde quieran por capricho y observar su pasado o el de otros como espectadores de lujo para luego alardear delante de sus amigos. Su estrafalario modo de vestir, su mirada huidiza, como se retorcía las manos como si estuviera nervioso. No obstante, mantuve las distancias como marca el reglamento. Jamás he conocido un tipo tan dicharachero. Después de las presentaciones, en medio de un discurso interminable, él mismo se delató, proporcionándome las claves que explicaban su selección final entre los recientes candidatos. Y es que Mateo Frontback, como ustedes sabrán pero yo ignoraba, había sido el único premiado en el último sorteo de la lotería de Navidad. Tenía delante el verdadero sueño americano hecho realidad. Un hombre humilde de los barrios bajos del extrarradio, dueño de una pequeña librería donde entra solamente un cliente cada semana, que por un pálpito extraño, compra toda la serie de un sólo número de la lotería, y al día siguiente es millonario, una de las personas más ricas de la ciudad. Siendo un personaje tan popular, es comprensible que el comité le haya dado prioridad con respecto a otros candidatos, ya que una negativa en estos momentos sería una comidilla perfecta para el sensacionalismo de todos aquellos medios que están deseando utilizar el departamento espacio-tiempo del ministerio de ciencia y tecnología como excusa para acometer contra el régimen y utilizarlo con fines políticos. La cosas andan suficientemente revueltas como para dar lugar a nuevas manifestaciones. Además, ¿qué mal podría causar dejar viajar a este pobre hombre?, seguro que es así como pensaron cuando aceptaron su solicitud, conozco a esos chupatintas del comité, y son igual de interesados que aquellos a quienes representan y aquellos a quienes suelen seleccionar, y de buena tinta sé que se habrán llevado una buena tajada de este asunto. Siento volcar en este informe todas estas apreciaciones personales, pero si por algún casual este informe sale a la luz, y en caso de que efectivamente, nunca más vuelvan a verme y no puedan encontrarme, me gustaría dejar claras mis posturas a este respecto.

Como iba diciendo, el señor Frontback es un tipo transparente. Por lo que cuenta, imagino que ha pasado tanto tiempo solo, que ahora que todo el mundo quiere hablar con él, está aprovechando el tiempo perdido, o quizá siempre fue así, una de esas personas que guardan muy poco para sí mismas. Creo firmemente que es imposible que Mateo Frontback no caiga bien a alguien, sonríe sin parar y mi intuición me dice en seguida que es un tipo optimista, no tiene esquinas, no guarda secretos inconfesables en rincones oscuros. 

Todavía no había recibido las pautas de este viaje astral pero de la charla sin paréntesis del cliente, en seguida infiero que me ha tocado un trabajo especial, principalmente por lo prolongado del mismo, cinco viajes en la misma brecha de espacio-tiempo, cinco fechas concretas, cinco horas predeterminadas con sus minutos y segundos, cinco puertos en la misma línea abierta de esta nueva dimensión de la que todavía somos exploradores neófitos. No me hace falta leer las indicaciones precisas del dossier de a bordo, pues ya he hecho mis cálculos, y si cada posta durará las dos horas reglamentarias, sumado a las dos horas de viaje entre puerto y puerto, y añadiendo las seis horas de descompresión que corresponden a cada desmaterialización y las doce horas de descanso, este viaje astral va a durar casi una semana completa, y para cuando hallamos regresado, tanto el señor Frontback como yo, sobre todo él por la falta de costumbre, vamos a estar realmente molidos y vamos a necesitar un mes para recuperarnos del Jetlag. 

En fin, nunca me he quejado, este trabajo está bien pagado, es muy intenso pero trabajamos poco, y las cosas que he visto en estos dos años no tienen precio ni comparación. En el tiempo que llevo trabajando de agente del espacio-tiempo he visto morir a Jesucristo en la cruz, si, al mismísimo Jesucristo, y Dios sabe que existió, he estado en un circo Romano, en ceremonias Egipcias y Mallas, en barcos de conquista, en castillos medievales, en paisajes imposibles donde la raza humana aún no existía, he visto incluso dinosaurios, y no he rebasado la barrera infranqueable de lo que llaman "Pasado Remoto" porque aunque muchos clientes estúpidos habrían pagado toda su fortuna para saber de dónde venimos y adónde vamos, hay un límite que las brechas nunca han podido franquear hacia atrás. También he sido testigo como un guardaespaldas en la sombra de decenas de escenas personales, pero hasta eso me ha parecido siempre bastante sugestivo, y he tratado de aprender de esas experiencias. Me encanta mi trabajo.

Ignoro cuáles son las razones que nos impiden viajar hacia delante, y aunque ésa sigue siendo la eterna promesa del departamento, el gran pilar o la gran excusa sobre la que depositan el apoyo logístico y económico para continuar con sus investigaciones, yo creo personalmente que nunca lo lograrán, ya que opino que el futuro no existe nada más que en nuestra imaginación y por tanto, no hay un espacio dentro de ese tiempo al cual podamos dirigir nuestras cápsulas.

Sé que esto no es un informe correcto ni convencional, nunca he pretendido que lo fuese, así que trataré de reproducir las conversaciones que Frontback y yo mantuvimos a lo largo de la semana que duró el viaje con la mayor fidelidad posible, pero a modo de relato, como hacen los escritores en sus novelas. No será difícil, pues la caja negra grabó casi todas nuestras conversaciones, así que solamente tendré que transcribirlas, guardándome claro está, aquello que crea conveniente. Es la única manera que se me ocurre de hacerlo, pero también creo que es la única manera de que puedan llegar a entender las motivaciones que me han llevado a tomar la decisión de saltarme las reglas por primera vez en mi vida, y alterar el espacio-tiempo tal y como lo conocemos:

FECHA DE PARTIDA: Lunes 25 de Agosto del año 2024 a las 8:30 horas
PRIMERA FECHA PUERTO: Sábado 25 de Diciembre del año 1996 a las 22:00

Estamos en la cápsula de desmaterialización del puerto base, uno frente al otro, y yo solamente tengo que vigilar al cliente, y esperar. Solamente hay un puerto en toda la instalación, por lo que nadie más va a viajar en los próximos cinco o seis días. Alrededor nuestro, el despliegue de ingenieros con bata blanca y los controles de mando son tan impresionantes que esto parece la NASA, nunca llegaré a acostumbrarme. En cualquier caso, ellos se encargan de todo, nosotros solamente tenemos que esperar, viajar, observar y estar quietecitos. Nos tendrán localizados en todo momento, y salvo que yo apriete la alarma de urgencia, no nos harán regresar hasta el instante marcado, así que ésta es la última conversación entre el señor Frontback y yo, que posiblemente ha quedado registrada en los dispositivos del puerto, el resto, lo que almacena la caja negra de a bordo, está en mi poder, y he creído conveniente extraerla y hacerla desaparecer.

- ¿Linus?

- Prefiero que me llame Agente.

- ¿Agente?

- Si, señor Frontback.

- ¿Esto va a doler?

- Un leve cosquilleo y un poco de presión en el pecho, nada más, será como zambullirse en el agua a gran profundidad, relájese y verá que pronto se acostumbra.

- ¿Cuánto durará?

- Dos horas, y durante ese tiempo no podremos hablar, ya se lo han explicado, así que cierre los ojos y duérmase, le estaremos vigilando, no se preocupe.

- ¿Se ha lanzado alguna vez al vacío? 

- ¿Perdón?

- ¿Que si alguna vez ha hecho la temeridad o estupidez de tirarse desde un avión en caída libre con un paracaídas?

- No, la verdad es que nunca se me ha ocurrido.

- Es muy emocionante, se lo recomiendo, aunque teniendo en cuenta lo emocionante que es su empleo...

- Ya, bueno, no es lo mismo.

- Pero se parece mucho en algo.

- ¿Si?

- Cuando se abre la escotilla y ves la altura que has de recorrer, te arrepientes en el acto y quieres regresar, aunque no te devuelvan el dinero.

- Un poco tarde para eso, ¿no cree?

- ¿Es que no hay marcha atrás?

No me dio tiempo a responder, la cuenta atrás y el ruido de las turbinas ensordeció la conversación, y en menos de diez segundos estábamos desplazándonos por la brecha. Siempre me ha sorprendido lo rápido que nos desmaterializamos, tan breve como un parpadeo, pero más aún, lo extraño de que a través del monitor del casco que cubre mi cabeza, sea capaz de ver al cliente y a mi mismo perfectamente representados, que sea capaz de sentir que mis extremidades hasta la punta de mis dedos están ahí sin moverse del sitio, sentir el pulso de mi corazón, el zumbido de mi respiración, y que sin embargo, si retiro la placa del casco, todo sea nada, ni blanco, ni negro, ni siquiera un hueco vacío, simplemente nada, es una sensación incómoda y difícil de explicar, y la única forma que tengo de describirlo, es la de que es lo más parecido a seguir existiendo pero sin existir, quizá hasta lo más parecido a estar muerto. 

Mateo sudaba y respiraba bruscamente y con dificultad, pero pronto se calmó y ni siquiera eché mano al mando de urgencia con el dispositivo de regresión por si acaso. No podría explicar las innumerables imágenes que surcan mi cabeza en estos viajes, pienso y pienso y a veces no pienso en nada, pero lo que nunca he conseguido y jamás he visto a nadie que lo halla logrado, es dormirme. Nunca hasta ese día, pues cuando por fin llegamos, tuve que despertar al cliente, con bastante empeño he de decir, y es que su sueño era tan profundo que juraría que habría podido dormir todo el tiempo que durara aquel primer puerto de su viaje sin sobresaltos y sin remordimientos.

- Perdón.

- No hay por qué… observe…

Le señalé la mampara de nuestra izquierda y se quedó obnubilado, como todos la primera vez. Retiramos nuestros cascos y salimos de la cápsula. Lo agarré del brazo porque lo vi más inseguro de lo normal, aunque el señor Frontback tiene un modo de caminar y desenvolverse en general, incluso en un espacio normal, que ralla ligeramente la torpeza. El espacio por el cual nos movemos es como una antecámara al mundo que observamos, un lugar con una gravedad extraña, en la que podemos caminar pero en el que todos nuestros movimientos son lentos y guardan cierto retardo, de tal forma que nuestros cuerpos, nuestros brazos y nuestras piernas, dejan una estela en el ambiente gelatinoso, como si dibujáramos un rastro con una bengala en la oscuridad.

Frontback se desentendió de mí rápidamente en cuanto vio aquello que había venido a mirar. Caminó deprisa y me costó seguirle, por eso no me dio tiempo a advertirle de que no rebasara el límite de seguridad. Cuando quiso acercarse demasiado a la escena chocó contra lo que los agentes llamamos "El Marco", una especie de muro invisible que hace que todo se estremezca y se vuelva inestable obligando al viajero a retroceder. El cliente se asustó bastante y cayó de espaldas. Tuve que recogerlo.

- ¿Qué ha pasado?

- No podemos ir más allá.

- ¿Quieres decir que no podemos entrar?

- No, solamente podemos observar y escuchar.

- Pero… ¿por qué?

- Lo siento señor Frontback, no lo sé, simplemente es así… De hecho, nadie había intentado rebasarlo antes... ¿No se ha leído el manual que le enviaron?

- Si le soy sincero, me salté muchas partes, era verdaderamente aburrido.

- Fantástico, pues por lo menos intente no hacer nada sin consultármelo antes, ¿correcto?

- ¿Correcto? Joder, Linus, qué manera de decirlo…

- Le agradecería que no me llamara por mi nombre.

- Perdón… Creo que voy a tener que disculparme varias veces en todo el trayecto.

- No importa, y ahora, disfrute de su escena, tiene dos horas. 

- ¿Y dice que nadie lo había intentado rebasar?

- No.

- Que raro… si le soy sincero, no ha sido agradable, pero me ha dado la sensación de que podía traspasarlo…

- En fin, lo dudo, y de todas formas comprenderá que eso es algo que no vamos a comprobar, estoy aquí entre otras cosas, para asegurarme de que se cumplen las normas, no me haga utilizar esto.

Me señalé el arma sedante que llevo siempre en el cinturón y con eso bastó. Frontback se limitó a sonreír, agachó la cabeza y la movió de un lado a otro, justo antes de ignorarme, adelantarse lo suficiente para permanecer al filo del marco, y observar detenidamente la escena.

No me hizo falta mucho tiempo para comprender lo que había venido a presenciar. Y es que delante de mi tenía a un Mateo Frontback mucho más joven, en la puerta de un bar, fumando un cigarrillo con una chica pelirroja. La escena no era más que el tierno encuentro de dos jóvenes que se gustan y que tantean la situación sin códigos de conducta o sin saber muy bien cómo se hace exactamente eso de ligar. El Mateo joven no paraba de soltar bromas, bastante ingeniosas he de reconocer, luego, en seguida se hicieron participes de las cosas que les gustaban y demostraron tener en común muchas afinidades, y no sé cómo, de la magia de un instante en silencio, terminaron por besarse, y así permanecieron hasta que ella le pidió que la acompañara al autobús nocturno. Frontback sabía perfectamente que la escena iba a durar lo que dura el tiempo de estancia en el puerto, pues después de dos horas, la pareja que su yo pasado formaba con la pelirroja, acabaron por marcharse calle arriba por un lado del marco. El cliente se asomó y se mantuvo frente a la escena hasta perderlos de vista. Luego, cabizbajo, con una sonrisa llena de melancolía, se dio la vuelta, y de camino a la cápsula, pasó por mi lado y susurró: "Ya nos podemos marchar".

- En realidad debemos permanecer aquí.

- ¿Aquí?

- Si, pronto se nublará la escena y dará comienzo la descompresión.

- ¿Seis horas?

- Veo que sí que ha leído algunas partes del manual.

- Necesitaba saber qué es lo que me iba a encontrar, no lo que no podía hacer.

- Ya, bueno, descanse…

La escena se difuminó y la descompresión pronto fragmentó el ambiente. Ahora, aunque estábamos medio tumbados uno frente al otro, nos veíamos en dos dimensiones, como si fuéramos dibujos en un papel, y divididos en pedazos separados y desordenados, un brazo aquí, una mano allá, un ojo en cada sitio, la nariz perdida por ahí, la cabeza debajo de las piernas, y un largo etcétera de despropósitos.

- Esto es realmente extraño.

- Si, se acostumbrará.

- Parecemos un cuadro cubista.

- Eso tiene gracia… 

- Pero sigo sintiéndome entero.

- No dejará de sentirse así en ninguna de las fases del proceso.

- Menos mal.

La descompresión es como tener un sueño extraño producido por alucinógenos. Nos miramos y el último comentario de Mateo nos hizo reír a carcajadas. Reconozco que perdí el control durante aquel instante pero este cliente invitaba a ello. No solamente no me trataba con altivez y parecía inofensivo, sino que era realmente fácil empatizar con él. Después de unos minutos de silencio, Frontback volvió a hablar, y supe que no dejaría de hacerlo en todo el viaje.

- Era Amaya.

- ¿Cómo?

- La chica.

- Ah, si.

- ¿Ah si? ¿Es todo lo que tiene que decir señor agente?

- ¿Qué quiere que diga?

- Era una auténtica preciosidad, bueno, sigue siéndolo, ahora somos amigos.

- Suerte para usted.

- ¿Está casado, agente?

- No.

- ¿Tiene novia?

- No.

- Vaya, ¿pero ha estado enamorado alguna vez verdad?

- Si, pero no creo que sea de su incumbencia. 

- Bien, entonces sabe lo que se siente la primera vez… Amaya fue mi primer amor… Eso es lo que he venido a hacer aquí, al pasado…

- Cada uno gasta su dinero en lo que quiere.

- ¿En qué se lo gastaría usted?

- No lo sé, la verdad…

- ¿Pero le gustaría viajar en el tiempo?

- Ya lo hago.

- Vamos, no sea tan rígido, conmigo no hay peligro, ya me entiende, me refiero a si le gustaría regresar a algún momento de la Historia.

- La verdad es que no, estoy muy bien donde estoy.

- Yo no voy a viajar por la Historia.

- ¿Ah no?

- Voy a viajar por mi historia.

- Entiendo.

- Seguro que si… como ya le dije, quiero hacer este viaje porque quiero conocerme más a mí mismo…

- ¿Visitando a antiguas exnovias?

- Ríase si quiere… Estoy francamente satisfecho con el hombre que soy, el hombre  en el que me he convertido, pero por desgracia, con el paso de los años, he desarrollado una odiosa incapacidad para amar… no se si me entiende…

- Pues no exactamente.

- Que sigo solo como un imbécil.

- ¿Y?

- Que quiero saber por qué, no me han faltado oportunidades, pero cuanto más tiempo pasa, menos sé de esto del amor… Con los años, uno se vuelve más raro, cuesta más identificar los fallos del sistema, quizá porque cada vez están enterrados más profundamente.

- Comprendo.

- ¿Seguro, le sucede lo mismo?

- No lo sé, pero yo también la he cagado varias veces si es a lo que se refiere.

- Amaya era perfecta.

- ¿Y qué pasó entonces?

- ¿Ha visto la escena?

- Muy bonita la verdad, amor a primera vista.

- No se equivoque agente, es imposible que Amaya no gustara a cualquier chico, pero no me enamoré de ella a primera vista, ni siquiera sabía lo que era eso en aquella época… Nuestra relación duró varios años, pero lo que nos unió fue puramente circunstancial, el momento que hemos presenciado fue el pistoletazo de salida de un sin fin de experiencias más…

- Vaya, dicho así no parece muy romántico.

- Si que lo fue, vaya si lo fue, lo que pasa es que se me había olvidado…

- Tiene una memoria muy frágil.

- Tanto como para tener que pagar una millonada por este viaje, ¿verdad?

- No quería decir eso.

- Pero se nota que no lo aprueba.

- Lo que yo opine no importa.

- Si va a viajar conmigo, agente, a mi me importa.

- Vaya, eso también es nuevo.

- La vida… la vida es como un viaje… y ahora estamos viajando por el viaje… es paradójico ¿verdad?

- Supongo.

- No he escogido nunca a las personas que han formado parte de mi vida, sobre todo las más importantes… lo que sí se puede elegir es seguir o no al lado de ellas...

- Ya.

- Y aquí está pasando lo mismo, me ha tocado viajar con usted por pura casualidad, eso es algo que no se puede perder de vista…

- Parece que esté hablando consigo mismo…

- Puede que sí, es que ver a Amaya me ha hecho pensar.

- Perdone Frontback, sí que era bonita, y la escena también lo ha sido.

- Gracias… ¿Sabe? Si que olvidamos cosas, a veces pienso que las más importantes, porque los detalles a veces son difíciles de retener…

- Puede.

- Amaya llevaba un año persiguiéndome por el colegio y yo ni siquiera me había dado cuenta… me seguía y se enteraba de dónde vivía, por qué bares salía, a qué hora llegaba y me marchaba de los sitios, quiénes eran mis amigos… Nadie más ha hecho eso por mí… Y eso que lo hacía simplemente porque me parecía físicamente a una estrella de rock que le gustaba…

- Llevaba usted una buena melena.

- Era la época y yo era muy joven, no se crea que no me costó disgustos en casa con mi padre y en el colegio con los profesores…

- Me imagino.

- Cuando mi amigo se puso a ligar con ella en aquel bar y vino diciéndome que en realidad el que le gustaba era yo, no me lo podía creer… Me había fijado en ella, claro que me había fijado, pero jamás habría pensado que podía aspirar a una chica así, ¿sabe?, creo que fue gracias a ella que fui consciente de mis posibilidades, o por lo menos de la posibilidad de besar a cualquier chica.

- Su cara después de aquel beso fue todo un poema.

- Imagínese, toda la adolescencia soñando con ese momento y por fin lo conseguía… Siempre fue así, y si ahora la besase seguiría siendo igual, igual de cálido y agradable, con sus besos desaparecía, realmente estábamos predestinados…

- Uf, no se meta en eso del destino que nos queda grande, sobre todo teniendo en cuenta dónde estamos…

- ¿Y dónde estamos?

- Se lo diré: en ese lugar donde están las cosas que tenían que suceder pero también todas aquellas que podrían haber sido pero no fueron.

- Comprendo, pero no se preocupe, estoy plenamente satisfecho con la vida que me ha tocado vivir y no cambiaría nada, sólo quiero comprender por qué sucedieron así las cosas y no de otro modo.

- ¿Me permite que le diga algo?

- Por supuesto.

- Creo que terminará este viaje y continuará sin saberlo.

- Es probable… Por cierto, es extraño esto de vernos a cachos…

- Pues cierre los ojos, así será más fácil.

- Mucho mejor si…
  La verdad es que lo que me unió a Amaya fue la novedad, la inexperiencia, la aventura, la sorpresa, un montón de afinidades, un montón de cosas que queríamos hacer por separado y que decidimos compartir juntos, eso es, lo que nos unió fue la elección pura y sencilla de querer pasar la vida juntos, sin retorcer más el asunto, sin historias raras…

- Suena bien.

- ¡Y tanto!, con ella me fumé mi primer pitillo, usted mismo lo ha visto, con ella me emborraché, me desvirgué y no voy a entrar en detalles pero fue maravillosamente accidentado, con ella hice mis primeros viajes, con ella supe que quería ser escritor, que quería tener una librería, con ella discutí, me enfadé, amé y me separé para volver a juntarnos, supe lo que eran las crisis, los celos, la envidia, el orgullo, la soberbia, y un montón de rasgos más de mi carácter o el de cualquiera, rasgos defectuosos que gracias a ella aprendí tempranamente a pulir y suavizar, pero también supe lo que era compartir, comunicarse, tener que entenderse, respetarse, querer tanto a alguien que nada más te importe de la misma manera… Dios santo Linus, con ella crecí y evolucioné, nunca me quedé estancado, aprendí a vivir y aprendí a amar… Quizá nunca dejemos de aprender... ¿No se trata de eso?

- Supongo que si.

- Si, seguro que si, pero a mi se me había olvidado.

Reconozco que aquel puerto me dejó tocado. Mateo Frontback tenía un modo de hablar tan elocuente que por momentos parecía que hablase en nombre de la humanidad entera y no solo de sí mismo y de sus experiencias. Y quizá fue por eso que hice mía su historia desde el principio, como quien comienza a leer una
novela con la que se siente identificado desde el comienzo y a partir de entonces no deja de reconocer paralelismos, parentescos, y puntos en común incluso cuando realmente no los hay.

SEGUNDA FECHA PUERTO: Martes 22 de Enero del año 2001 a las 19:30

Con el sedante de las cápsulas y en decúbito supino quedamos profundamente dormidos hasta que se hizo la luz de nuevo. Tuve sueños extraños que se tornaron en pesadillas y me levanté con una sensación incómoda. No estaba a gusto dentro de mi pellejo y eso es algo que no suele sucederme. Por supuesto, oculté mis impresiones al cliente, y tras despertarlo, nos dispusimos a realizar el siguiente viaje.

- ¿Dónde vamos, Frontback?_ me permití el lujo de preguntarle, antes de que la comunicación se nublase.

- A que conozcas a Victoria, la mujer que lo desbarató todo_ contestó, y sonrió con malicia antes de la desconexión.

El cliente presentó un estado mucho más estable y relajado en esta segunda desmaterialización. No sudó y su respiración fue acompasada, con ausencia de signos de ansiedad. Durante las dos horas que duró el viaje, no paré de darle vueltas a las motivaciones de Frontback. Tiene que ser curioso vernos en algunas circunstancias, saber qué hay de verdad en lo que recordamos y qué nos hemos inventado, detectar lo que hicimos bien y cuándo nos equivocamos.

Esta vez, en cuanto el estertor de las turbinas cesó, el señor Frontback se retiró el casco y los aditamentos antes de que así se lo indicara. Antes de que pudiera darme cuenta estaba frente a la escena.

- Aquí fue… Madre mía, hace tanto tiempo y fue tan breve que a veces pienso que me lo había inventado…

- ¿Eso es una librería?

- Exacto.

- ¿La suya?

- Me temo que no, todavía no… ¿Ves a ese tipo de ahí?

- ¿El de la chaqueta de lana llena de pelotillas?

- Si… es el dueño de la tienda… organizaba partidas de Rol a puerta cerrada… Ella está a punto de aparecer, siempre llegaba la última…

- ¿Partidas de qué?

- Juegos de Rol, chico, quizá sea de otro tiempo, pero ¿de verdad que no te suena?

- Si, algo si.

- Son juegos de aventuras en las que todo funciona gracias a la imaginación de los participantes, no hay tablero, aquí hay figuras porque el dueño, que organizaba las partidas, era aficionado a coleccionarlas y pintarlas a mano, pero habitualmente ni siquiera hacen falta… se plantean situaciones, se toman decisiones, se tira del dado para ganar o perder, vamos, como la vida misma…

- No acabo de entenderlo, pero parece emocionante.

- Lo es… espera, ahí está…

- Dios mío Linus, es realmente preciosa.

- Lo sé, llama mucho la atención, con esos ojos tan enormes, tan separados y tan inclinados hacia arriba como si sonrieran… La primera vez que la vi entrar me quedé petrificado, y te juro que no reaccioné hasta que la tuve frente a mí y uno de los compañeros me toco el hombro para presentármela…

- Entonces, eso si fue amor a primera vista…

- En toda regla supongo, pero no olvides que yo estaba saliendo con Amaya, estaba enamorado… por eso fue distinto… simplemente pensé que me estaba pasando algo raro…

- Ya, algo raro, eso dicen.

- ¿Es que nunca te ha sucedido nada parecido?

- Bueno, yo, he estado con varias chicas, pero… en fin… si se refiere a eso que muestran en las películas, pues no, no creo que me haya pasado.

- Perdona, mira, siempre se sentaba en frente de mí… Tiene gracia, casi no podíamos concentrarnos en el juego…

- ¿Quiere decir que a ella le pasó lo mismo?, quiero decir… al verle a usted…

- Creo que puedes empezar a tutearme hijo, vas a ser testigo de cosas muy íntimas de mi vida, cosas que nadie más conoce y que no le he contado a nadie… supongo que eso te convierte en una especie de amigo mío…

- No se me permite…

- Vamos Linus, ¿es que no te has dado cuenta de que no soy como el resto de vuestros clientes? No te preocupes, no tengo intención de aprovecharme de la fina relación que nos está uniendo.

- Bueno, haré una excepción.

- Gracias… ¿Qué decías?

- Que si ella también se enamoró de usted… quiero decir, de ti, al verte…

- Claro, uno nunca siente algo así si no es recíproco. Es químico, ¿sabes? Tu percibes algo que emana de la otra persona, algo que te está enviando sin darse cuenta, algo que has provocado tu mismo al enviarle mensajes parecidos…

- ¿Qué mensajes?

- No lo sé, es un olor, un estremecimiento, una sensación, quizá sólo una intuición, pero se forma un bucle repentino y los dos sentís lo mismo… No sé que demonios es pero es como si de pronto esa persona que tienes frente a ti se ajustara a todos los patrones y clichés que hayas podido imaginar a lo largo de la vida…

- Vaya.

- Si, acojona un poco la verdad, pero es maravilloso, y con suerte sucede un par de veces en la vida...

- ¿Y qué pasó?

- Observa… ella también tenía novio, se encargó de decírmelo en seguida, casi sin venir a cuento, como para defenderse, le salió inconscientemente, como si eso le fuera a servir de algo… Lo único sensato habría sido que alguno de los dos hubiera dejado de venir a estas sesiones…

- ¿Qué ocurre ahora, por qué se levantan?

- A veces, cuando no es el turno de alguien la gente descansa… Viki y yo coincidíamos a menudo en la mesa donde están los refrescos… Míranos, la conversación es trivial, ese libro que había leído ella, esa película que había visto yo, nuestras preocupaciones en el trabajo, cosas sobre el juego, pero poco a poco el lazo se iba estrechando…

- Yo sólo veo a dos jóvenes charlando.

- Si, pero mira las manos de ella, ¿ves como se las retuerce?… hay que fijarse en los detalles… mira cómo me muevo de un pie a otro, oscilando como si fuera el péndulo de un reloj, eso solamente lo hago cuando estoy nervioso… En realidad estábamos jugando a otro juego, un juego secreto y peligroso… ¿Ves ese chico de la camisa blanca?

- ¿El que va a lanzar los dados?

- Exacto… Pues era íntimo amigo de su novio, y aunque no lo parezca, no nos quitaba el ojo de encima… ¿Sabes por qué elegí este momento de entre todos los que viví con ella?

- No, pero estoy seguro de que me lo vas a decir ahora mismo…

- ¿Quién escoge el marco desde donde se ven las escenas?

- Me temo que eso es aleatorio, eso creo, nadie me había hecho esa pregunta, ¿por?

- Me encantaría estar cerca de ella y de mí, y no a este otro lado, la conversación de los que juegan en la mesa no me deja escuchar lo que nos estamos susurrando.

- Pues pon una reclamación a la vuelta.

- Muy gracioso…
  No me hace falta escucharlo, me lo sé de memoria… He dibujado un esquema en la pequeña pizarra que teníamos delante y ella me está preguntando qué significa… Le he dicho que lo adivine, y ahora, fíjate, me está pasando algo por debajo sin que se entere nadie…

- Si, ¿qué es?

- Un cd con una sola canción…

- ¿Qué canción?

- Yo entonces no lo sabía, pero cuando regresé a casa me quedé estupefacto… Era "I don´t want to fall in love", de Chris Isaak… ¿Entiendes?

- Lo cierto es que no…

- Por dios Linus, elegí esta escena porque fue el momento en que después de muchos meses de aguantar la incertidumbre en silencio, ambos decidimos dar un paso más y jugárnosla a doble o nada…

- ¿Por una canción?

- Linus, la letra de esa canción significa: "No quiero enamorarme de ti", lo cual es una manera muy dulce y sutil de reconocer que ya lo estaba… Y el esquema, en fin, era como uno de esos criptogramas que me gustaba resolver cuando era un crío… A Victoria no le costó ni un minuto reconocer nuestros dos nombres entrelazados en su interior, aunque nadie más lo habría adivinado, ahí estaba lo bueno… Dios mío, que bonito… no te puedes ni imaginar la emoción y el entusiasmo tácito que experimentamos en aquellos instantes.

- No queda mucho Mateo.

- Lo sé, pero aún queda lo mejor.

La partida de aquel juego en la escena se prolongó hasta el final marcado en este segundo puerto, pero antes de que acabara, alguien entró por la puerta de la librería, saludó a todo el mundo, incluido a aquel Mateo del pasado, cogió a Victoria de la mano y se la llevó de allí. No me hizo falta preguntar a Frontback con respecto a lo que había sucedido. Gracias a él estaba aprendiendo a fijarme en las situaciones de otro modo, y la forma en que se habían cruzado las miradas en aquel final de la escena delataba por completo el resto de la historia. Durante la descompresión, esta vez fui yo quien rompí el transcurso de sus reflexiones.

- Ese chico era su novio, ¿verdad?

- Vaya, Linus, me sorprende, muy perspicaz.

- Ya, bueno, no hace falta burlarse… Se notaba la tensión en el ambiente, ¿hubo algún problema?

- No, que va, todo lo contrario… Vino a recogerla porque se iban a pasar el fin de semana al campo, pero ésa fue la última vez que me la arrebató de las manos…

- ¿No me irás a dejar así?

- Vaya con el agente de seguridad en la sombra, ¿te lo estas pasando bien, eh?

- En fin, es entretenido, pero no es por eso, es que… jamás había visto algo así.

- Tranquilo, estaba bromeando…
  Te juro que intenté ocultar mis sentimientos y que no se me notara que ardía por dentro, pero cuando me lo presentaron y le di la mano no pude evitar ruborizarme hasta tal punto que creí que me iba a estallar la cabeza… Creo que todos los que estaban en la librería, exceptuando su novio, se dieron cuenta de cómo nos despedimos Victoria y yo, de cómo nos agarramos por un segundo de las manos, y de las últimas miradas que nos dirigimos en el último momento… Aquella situación había llegado a un punto insostenible y teníamos que hacer algo…

- ¿Y qué hicisteis?

- Las crisis son necesarias, a veces las cosas tienen que explotar y romperse en mil pedazos para recomponerse, sea del modo que sea… En nuestro caso, ese sentimiento de pérdida fue tan fuerte y nos entristeció tanto, que nos hizo tomar una tangente rápidamente…

- ¿Qué pasó?

- Realmente necesitábamos estar juntos, y no te preocupes, no voy a hablar del destino… Yo hablé con Amaya y le conté todo… Fue dramático, no hace falta que te lo explique, llevaba cinco años saliendo con ella, lloramos hasta vaciarnos, decidimos tomarnos un tiempo como excusa para consolarnos, y todo se fue a la mierda… Sin embargo, la siguiente vez que vi a Viki en la librería, ella me cogió de la mano y me arrastró lejos de allí, sólo para contarme que su fin de semana había sido un desastre y que ella había hecho lo mismo con su novio…

- ¿Y?

- Y nada… estuvimos un año juntos y fue jodidamente perfecto… aún recuerdo cómo hacíamos el amor, nunca he conocido algo tan cálido y tierno…

- ¿Pero entonces?

- ¿Qué quieres saber? ¿Porqué se rompió? Necesitaríamos muchos puertos y un viaje mucho más largo para entenderlo del todo… Éramos unos chiquillos inmaduros y no teníamos ni idea de nada, y mucho menos de manejar algo tan abstracto como las emociones y los sentimientos, algo tan contradictorio como la pasión.

Pasamos el resto de la descompresión en silencio, pero mientras nos preparábamos para el sueño en las cápsulas, Frontback me hizo partícipe de sus últimas anécdotas, pensamientos que debían estar surcándole la mente, y lo hizo como si estuviera recapacitando en alto, como si necesitara escuchar sus pensamientos en alto para darles forma y entenderlos, medio ausente, casi susurrándomelos.

- No nos dejaron en paz, sólo dios sabe que no nos dejaron en paz… El novio estaba obsesionado, nos perseguía, sus amigos llegaron a amenazarme por la calle, todos estaban en nuestra contra… Yo estaba confundido, era muy joven, quería ser escritor pero mi padre no me apoyaba, no sabía qué hacer con mi vida… Amaya me dijo que se había enamorado de un amigo mío y se iba a vivir con él, no supe cómo encajarlo… Sinceramente, no entendía nada, era demasiado joven, demasiado inmaduro y todo había sucedido muy deprisa, de un modo muy abrupto… Las circunstancias son fundamentales en estos casos, y en el nuestro en concreto, terminaron por cargárselo…
  Ni siquiera recuerdo cuando cortamos nuestra relación, si supiese el día y la hora, si hubiésemos tenido algún tipo de conversación, habría marcado esa fecha en el mapa de ruta de este viaje, pero no, no fue así… Un día salí de su casa, cogí el coche, llegué a la mía y me acosté, al día siguiente no nos llamamos, y nunca más lo hicimos… Desapareció de mi vida como un amigo invisible, como un compañero del recreo al que de la noche a la mañana cambian de colegio...
  Fuimos débiles e inexpertos, pero nos llevamos una buena lección para guardar en la mochila… cuando algo flaquea es cuando menos tienes que distraerte, cuando más ímpetu hay que imprimirle al movimiento, a la historia…
  ¿Qué se yo? Un año después traté de ponerme en contacto con ella con un mensaje de texto al móvil, el que contestó fue su novio, supongo que finalmente se llevó el gato al agua, dejó muy claro que me mataría si volvía a intentar contactar con ella, y yo… en fin, yo me rendí…
  Me quedé sin Victoria, y me quedé sin Amaya, y ni siquiera hoy puedo comprender cómo pude hacer las cosas tan mal para que todo se fuese a la mierda… No pensaba, no actuaba, sólo escribía y escribía poemas casi a oscuras en mi habitación, y dejaba pasar el tiempo para que las cosas se solucionaran solas, pero cuando quieres algo has de tomar partido… esa es la gran revelación, eso es lo que me llevo de esta pequeña estación del viaje…
  ¿Sabes una cosa Linus, lo único que me consolaba? Pensar que no tenía que ser, que a pesar de que todo apuntaba en esa dirección, no podía ser… y que todo sucede por algún motivo… pero creo que no es verdad… 
  Todo puede ser como queramos que sea, sólo tenemos que sentirlo de corazón y estar preparados para afrontar las consecuencias.

En esta segunda hibernación mis pesadillas fueron en aumento. Episodios clave de mi vida sentimental se mezclaron con las recientes experiencias que había presenciado y que el cliente me había contado. Me desperté con la incómoda sensación de que estaba perdiendo el control de mis emociones pero pronto me di cuenta de que en realidad lo que estaba haciendo era liberarlas del profundo encierro en el que las había escondido todos estos años. Me desperté pensando que tenía que establecer una nueva distancia entre el cliente y su viaje y yo mismo, que debía cortar de raíz el carácter íntimo con el que nos estábamos tratando, pero no fui capaz. Le estaba cogiendo cariño. Pero además, tenía la sensación de que aquello me estaba sirviendo para algo, y que me iba a reportar algún beneficio personal.

Cuando despertamos, Mateo Frontback me saludó efusivamente dándome un abrazo y me quedé congelado de la impresión. Me dijo que la sedación le dejaba tan profundamente dormido que creía que no despertaría nunca más, lo cual me enterneció. Lo cierto es que comprendí que ya no estaba protegiendo el proyecto, el departamento o la institución, sino al propio cliente. Lo veía vulnerable, como un niño, y sentía la obligación de que su paso por el resto de la travesía fuese lo más confortable y liviano posible, lo cual nunca me había pasado. Reconozco que empezaba a tener la extraña intuición de que algo iba a suceder, de que aquel viaje no terminaría sin sorprendernos con alguna circunstancia fuera de lo normal.

TERCERA FECHA PUERTO: Domingo 13 de Marzo del año 2003 a las 22:00

Cuando vi la fecha en el monitor no me lo podía creer. Ya la había mirado antes, de pasada, pero no había reparado en ella con atención. Era imposible, demasiada casualidad. Para ser sincero estaba muerto de miedo.

- ¿Le ocurre algo?

- ¿Por qué ha elegido esta fecha?

- Es la noche en que creí enamorarme de Teresa.

- ¿Teresa? Empiezo a estar harto de sus historias, señor Frontback.

- ¿Vuelves a llamarme de usted? ¿Qué ocurre Linus?

- ¿Quién le ha enviado, qué tipo de juego es éste?

- No te entiendo.

- No puede ser… Nadie en el centro conoce mi vida hasta ese punto… 

- Por favor, Linus, háblame, ¿qué pasa, puedo ayudarlo?

- Es el trece de Marzo del 2003, justo esa noche murieron mis padres.

- ¿Cómo?, no puede ser…

- Un conductor borracho les golpeó de frente en la autopista… Le acababan de hacer un control, dio positivo de largo, pero le dejaron marchar, ¿se lo puede creer?

- Lo lamento, y siento mucho que esta coincidencia te haya traído a la memoria aquel trágico suceso.

Las cápsulas nos envían directamente hacia un lugar en el espacio y en el tiempo al que no he querido regresar ni siquiera buceando en mis recuerdos. Pienso que sólo serán dos horas, dos horas, y todo volverá a estar en el lugar y en el momento que le pertenece, mis padres terminando de existir en esta maldita fecha, y yo, lejos de ésta en particular, volveré hacia delante, hacia ese rincón triste del futuro que es mi presente, donde mis padres ya no viven, y donde seguiré pensando cada día que todo podría haberse evitado.

- Todo podía haberse evitado.

- ¿A qué te refieres?

- Lo siento Mateo, estaba pensando en alto… es este lugar…

- El parque del capricho, una preciosidad, ¿lo conoces?

- ¿Está cerca de la carretera de circunvalación, no es cierto?

- Si, a la altura del barrio del aeropuerto… ¿Pasa algo?

- Estamos cerca, muy cerca del lugar donde sucedió…

- No lo pienses, vete cerca de las cápsulas y espérame, todo habrá acabado en seguida…

- No te preocupes, terminemos con esto.

- Si pudieras cambiar algo de tu pasado, ¿no lo harías?

- Por supuesto que no.

- ¿Estás seguro?

- No sé qué está insinuando, pero se lo advierto, no juegue con estas cosas, ni siquiera lo mencione…

- Pero podrías evitarlo, ¿crees que pasaría algo?

- Por supuesto, no se puede alterar el espacio-tiempo, todo el mundo lo sabe.

- Todos sabemos lo que nos han contado, ¿tú les crees?

- Da igual lo que yo crea, no quiero comprobarlo…

- Pues yo creo que si tus padres no tuvieran el accidente, la Historia no variaría ni un ápice.

- ¡Cállese! Eso es… imposible.

- ¿Por qué?

- Nadie debería tener el poder de cambiar los destinos de la gente, las cosas pasan porque tienen que pasar y punto, esta tecnología es un invento del demonio y mi trabajo consiste en asegurarme de que nadie lo utiliza para tergiversar las cosas o hacer el mal.

- ¿Pero qué hay de malo en aprovechar esta oportunidad? ¿No forma esta casualidad parte del destino?

- No, además, el marco no se puede traspasar, ¿es que además de hablar sin parar y contarme su vida, y de no leer el manual, no sabe escuchar?

- El que no sabe escuchar eres tu, cuando choqué con el marco te dije que se podía traspasar.

- Eso es una estupidez.

- ¿Ah si?

- Si.

Cuando Mateo Frontback golpeó con rabia el marco con el puño y lo atravesó hasta que el brazo se le coló hasta el hombro no me lo podía creer. La reverberación en el habitáculo era insoportable, las superficies del adminículo temblaban y nos contagiaban una electricidad lacerante que se nos colaba dentro, como si se nos estuvieran clavando un millar de alfileres. Le grité que se alejara y apreté los dientes para aguantar el dolor. Frontback no obedeció, y al contrario, se abalanzó contra la escena desapareciendo por el otro lado. Ni siquiera sé por qué reaccioné de esta manera, pero en lugar de apretar el botón del dispositivo de regresión de urgencia, me lancé corriendo para socorrerle o por lo menos para sacarle de allí y lo único que acerté a pensar mientras cruzaba aquel umbral entre los dos mundos, como si me metiera dentro de la pantalla de un cine, fue que los ingenieros de la central habrían captado las irregularidades y pronto nos devolverían al presente del que partimos. No se me ocurrió, ni entonces, ni hasta mucho después, que quizá todo era un placebo, una mentira muy bien diseñada para controlar al personal y a los viajantes, y que posiblemente, nadie podía viajar y por tanto, tampoco regresar, si no era dentro de las cápsulas, que el botón del dispositivo de urgencia probablemente no servía para nada, y que sin duda, el marco de las escenas se podía traspasar, catapultando a cualquiera que lo hiciera, directamente al pasado, a una realidad en tres dimensiones, tan palpable y material como la nuestra propia.

Salvo por un insidioso pitido en mis oídos, me encontraba perfectamente, de rodillas sobre la hierba del parque, con Mateo Frontback, de pie junto a mi, ofreciéndome la mano para ayudar a incorporarme. A nuestro alrededor se desplegaba la ciudad con todos sus sonidos y fragancias, el olor de la hierba, el canto de los pájaros, el ladrido de un perro, conversaciones lejanas, un motor de un coche. El marco se hallaba suspendido en mitad del aire como un holograma traslúcido, y la escena desde este lado no mostraba, como no podía ser de otra manera, más que la sala de observación medio en penumbra desde la que antes mirábamos el espacio en el que ahora nos encontrábamos.

- Hijo, o me devuelves de un tortazo ahí dentro, o yo que tú me daría prisa, sólo tenemos dos horas, y supongo que entonces, esa puerta de vuelta se cerrará sin remedio, si es que no nos han mentido también en eso…
  No me gustaría quedarme aquí varado, digamos, entre dos tiempos…

Estaba terriblemente confundido y asustado, pero una parte de mí que había permanecido aletargada mucho tiempo, despertó de repente, y se impuso a la interminable serie de exigencias que mi responsabilidad me dictaba. Corrí, corrí más deprisa de lo que lo he hecho jamás. No entraré en detalles. Sólo confesaré que lo hice. Evité la muerte de mis padres. Fue mucho más fácil de lo que imaginaba. Conocía perfectamente los datos del siniestro así que me dirigí directamente a la rotonda donde supuestamente estaba ubicado el control de alcoholemia. Dos quilómetros y medio que recorrí desenfrenadamente en menos de media hora hasta quedarme sin aliento. Aguardé impaciente, sin dejar de mirar el reloj de mi muñeca. Me la estaba jugando a una sola carta y los minutos volaban más deprisa que nunca. Conocía la matrícula del vehículo que impactó contra mi familia, pero por mucho que esperaba no aparecía. ¿Habría pasado ya? Eran las 23:15 de la noche, el accidente había sucedido rondando la media noche, aún quedaba tiempo, pero tardaría más de media hora en volver al parque donde Frontback me esperaba junto al marco. Me di diez minutos más. Estaba a punto de rendirme y hablar con los jodidos policías para que bloquearan el automóvil que llevaba esa matrícula, cuando uno de ellos alargó el brazo con la señalización fluorescente para detener un coche rojo. Ése era el coche. Como no tenía ningún plan preconcebido, y aunque seguro que había otras muchas formas mejores de conseguir mis propósitos, lo que hice fue entrar de improviso en el control, propinar un buen puñetazo al conductor a través de la ventanilla y salir pitando de ahí sin que los agentes pudieran hacer nada para evitarlo. 

¿Qué quieren que les diga, que hice mal? Seguramente sí, pero no me arrepiento. Regresé al parque con el tiempo justo para lanzarme de cabeza sobre el marco. Frontback ya estaba dentro. Esta vez el habitáculo no retumbó ni sentimos nada especial, pero el marco, fiel a nuestras predicciones, se cerró automáticamente en cuanto las dos horas de aquel puerto expiraron, sólo un par de minutos después de que yo hubiera llegado.

- ¿Lo lograste?

- No estoy seguro, espero que sí.

- ¿Qué hiciste?

- Digamos que lo he intentado con todas mis fuerzas… todo esto ha sido una locura…

- Bueno, Linus, mi intuición me dice que nadie se va enterar de esto si mantenemos el secreto.

- Pero… ¿cómo es posible? Tienen que haber registrado alguna perturbación en el laboratorio.

- Bueno, ya veremos, no dejemos que esa posibilidad nos empañe el resto del viaje… Joder, todavía quedan dos puertos y la cosa se está poniendo interesante.

Durante las seis horas que duró aquella tercera descompresión, Mateo consiguió aliviar un poco mis temores y mi inquietud relatándome otro episodio de su viaje. Me contó que se había sentado en un banco que estaba al lado de donde su yo pasado se declaraba ante la que sería su tercera relación significativa en toda su vida. Al parecer, ambos le habían mirado y aunque se puso nervioso, por supuesto, no le reconocieron, lo cual le hizo bastante gracia.

- No te parece curioso… Estamos acostumbrados a vernos exclusivamente delante de los espejos… Podríamos cruzarnos con nosotros mismos por la calle y no nos reconoceríamos…

- Yo creo que ha sido un golpe de suerte, no tenías que haberte expuesto de esa manera…

- Vamos hombre, no dudo que quizá pudieras sentir un choque extraño si te encuentras con un Linus en el autobús, pero ¿qué crees que pensarías?, oh dios mío, un yo viejo ha venido a verme desde el futuro…

- Ya, muy gracioso… ¿y qué, ha cubierto esta escena con tus expectativas?

- Totalmente… Ya sabía lo que me iba a encontrar, pero necesitaba corroborarlo…

- ¿Y que ha sido?

- Yo nunca estuve enamorado de Teresa… Era una joven tan frágil, tan delicada… Había sufrido varias experiencias traumáticas en su vida… Me abrió su corazón, depositó en mi toda su confianza y compartió conmigo sus miedos más profundos… Teníamos conversaciones interminables, yo también le conté todo lo que me removía por dentro, nos hicimos grandes amigos… 

- ¿Amigos?

- Estaba muy solo en aquella época, me sentía confuso y desdichado… Como siempre las circunstancias se encargaron de arreglar el resto… Sencillamente confundí nuestra amistad con el amor… Necesitaba su compañía y aunque albergaba dudas al respecto, me aterrorizaba hacerla daño… Fui un cobarde y por eso me equivoqué una vez más, y sólo por no reconocer y hacer caso a los pálpitos de mi corazón, a pesar de que todas mis vísceras me indicaban el camino con mensajes certeros, prolongué la relación durante muchos meses, hasta que cayó por su propio peso y como de costumbre ella, tan mujer como todas las mujeres que he conocido, tuvo la valentía de poner las cartas sobre la mesa y sacar a la luz la verdad…

- Una noche como ésta, en el parque del capricho, ¿verdad?

- Exacto, mi querido compañero de viaje… Se puede extraer mucha información del principio de las historias, de los momentos en los que comienza una relación, de esos encuentros iniciales, de esas miradas, esos gestos y esas conversaciones preliminares, en ellas está en bruto casi todo lo que luego se irá desenredando poco a poco con el paso de los años… Pero sin duda, no hay mejor reflejo para conocer los entresijos que se anudan entre dos personas que el final de su relación, esos dramáticos momentos en los que se corta la raíz, en los que los dos hablan con el corazón en la mano, sin tapujos y se confiesan todo lo bueno y lo malo que han compartido con lágrimas en los ojos, como un resumen melancólico antes de que se acabe para siempre…

- Joder Mateo, eres todo un poeta…

- Gracias, no puedo evitarlo… ¿Sabes una cosa?

- ¿Qué?

- No olvidaré este puerto… No dejaré que mi cabeza vuelva a traicionarme… Te sonará muy peliculero, pero aunque nos engañemos, en el fondo, aunque sea muy en el fondo, nuestro estómago conoce la verdad y sabe perfectamente lo que queremos…

Y dicho aquello, se dejó arropar por la cápsula y los efluvios del sedante. El óxido nitroso proporciona una sensación alucinante, de hecho, si los agentes viajáramos más a menudo seríamos auténticos yonquis de esos vapores. Es como un viaje dentro de otro, como si dijéramos. 

Esta vez, mis sueños fueron más convulsos que los anteriores, como si cada puerto despertara en mí, peores pesadillas y recuerdos más profundos, y en ellos aparecían mis padres pero mucho más viejos. Me desperté pensando si aquella imagen sería un presagio de que mi locura en el pasado había surtido efecto.

CUARTA FECHA PUERTO: 1 de Enero del año 2008 a las 2:00 horas

Frontback estaba más callado de lo habitual, lo cual no es muy difícil en su caso, pero la verdad es que no había pronunciado palabra desde que salimos de la hibernación. Pensé que quizá esta vez le estaba costando salir del letargo de la droga sedante, pero su comportamiento era particularmente reservado, como si tuviera miedo de algo. Por fin, cuando estábamos a punto de enfrentarnos a su cuarta escena, se armó de valor, y con la cabeza agachada, sin mirarme a los ojos, como quisiera decirme algo importante y no supiera cómo, me pidió que me diera la vuelta esta vez y no observara la escena.

- Frontback, sabes que eso no es posible, también está en el manual, es mi responsabilidad que…

- Por favor Linus, ¿que va a pasar? ¿Temes que atraviese el marco mientras estas mirando hacia otro lado?

- Muy gracioso… no es eso… En fin, dime qué ocurre…

- Verás, dentro de pocos minutos vas a conocer a Maya, el gran amor de mi vida, pero esta vez no he escogido ni el día que nos conocimos ni el día que mandamos nuestra hermosa relación al carajo…

- ¿Entonces?

- He elegido un momento especial, aquel día de año nuevo no se me olvidará en la vida…

- ¿Qué pasó?

- Bueno, verás, nos levantamos pronto, hicimos un gran desayuno inglés, nos arrebujamos entre las mantas, vimos los dibujos animados, hablamos de la vida, de las nuevas intenciones que teníamos para el nuevo año, hablamos hasta hartarnos, nos hicimos cosquillas, paseamos por el barrio, aquel año cayó una nevada maravillosa, nos leímos cuentos de terror, y ya de madrugada, con la luna llena derramando toda su luz azulada a través de la ventana y llenando el salón de nuestro recién estrenado ático de alquiler, hicimos el amor durante horas… ¿Entiendes ahora por qué no quiero que mires esta vez?

- Entiendo… pero ¿por qué has elegido?… bueno da igual…

Tuve que girarme bruscamente, pues por detrás del cliente ya se había abierto el marco y en la escena casi pude ver desnuda a una mujer joven y atractiva. Tuve suerte de no toparme con un Frontback entusiasmado y en cueros frente al habitáculo. Recuerdo que pensé que este tipo de visitas al pasado deberían estar prohibidas, pero no acerté a argumentar mis razones para pensar así, sólo me imaginé el departamento de espacio-tiempo convertido en un vulgar sex-shop, un prostíbulo de lo más caro y refinado, en el que pijos de toda calaña viajarían con el único fin de ver desnuda a Cleopatra, Marylin Monroe o Ladi Di.

Frontback no dejó de hablar en todo momento. Yo en su lugar estaría tan conmocionado por la escena que no me saldrían las palabras.

- Estamos realmente cerca, ¿cómo es que ellos no ven el marco?…

- Lo ignoro, nosotros sí que lo veíamos desde el otro lado.

- Por eso te lo preguntaba, quizá no pueden verlo porque es algo que hemos traído nosotros, quizá me imaginé lo del parque y tampoco puedan vernos a nosotros si entramos…

- Ni lo sueñes, una y nunca más.

- Ya sé… Probablemente no pueden verlo porque es algo que en su época no puede existir, ¿entiendes?

- Lo que tu digas.

- Qué pinta tenía con esa ropa y el pelo así… No sé cómo podía gustarle a alguien, de hecho, no sé cómo pude gustarle a ella…

- Llevo todo el viaje preguntándome lo mismo.

- Muy ingenioso Linus, es la primera vez que bromeas, me alegro… ¿sabes una cosa de la que me acabo de dar cuenta?

- ¿Qué?

- Que debería sentirme profundamente afortunado de haber estado con ellas, independientemente de que se terminara… Las cosas duran lo que duran, y da igual si es breve, poder vivirlo es lo único importante…

- Si, hay muchos refranes para eso… Que nos quiten lo bailado… Lo breve si bueno, dos veces bueno… 

- Veo que te lo estás pasando bien.

- A decir por lo que estás viendo, seguro que no tan bien como tú, además, este viaje está siendo más largo de lo habitual y empiezo a sentir los efectos de la ausencia.

- ¿La ausencia?

- Así lo llaman en el departamento, es el tiempo que pasamos sin estar en ningún sitio, ausentes, ¿entiendes?, ni en el presente ni en el pasado, sólo varados en mitad de la nada.

- Vaya, es cierto.

- De hecho, todo el tiempo que duran los viajes es tiempo que pasa para nosotros pero que a la hora de la verdad, en el recuento general por llamarlo de alguna manera, no cuenta.

- ¿Por qué?

- Juro no volver a mencionarte el manual.

- Gracias.

- Cuando regresemos, lo haremos en el mismo instante en el que nos marchamos.

- Vaya, eso es genial, podía haber dejado cociendo las patatas para la cena.

- Si, bueno, no creo que tengas ganas de hacer nada más que dormir cuando llegues… Sucede de golpe, tu crees que estás descansando en las hibernaciones, pero en realidad no es más que un apaño para que no acusemos ese cansancio durante la travesía… Imagínate cómo nos vamos a sentir después de no haber dormido en una semana entera…

- Por eso hay un límite de tiempo para los viajes…

- Exacto, no sé por qué en este caso hicieron una excepción, me imagino que lo tendrán todo preparado cuando volvamos… me refiero a un soporte médico…

- Eso acojona… Dan ganas de quedarse aquí…

- Ya, bueno, no creo que quedarse en el pasado sea una opción mejor.

- Eso depende de lo romántico y melancólico que seas… yo llevo viviendo en él toda mi vida.

- No pareces muy concentrado en la escena, y eso que me has obligado a darme la vuelta.

- Es que duele, ¿sabes?

- ¿Qué es lo que duele?

- La ausencia.

- ¿Qué ausencia?, no has entendido…

- Claro que te he entendido, estaba bromeando, yo llamo ausencia al vacío de no estar donde quieres estar en el momento en que quieres estar, lo cual te agradecería que me recuerdes cuando volvamos…

- ¿Por?

- Por qué quizá aún esté a tiempo de estar otra vez donde ahora quiero estar…

- Menudo trabalenguas Mateo, ¿y cuál es ese sitio?

- Con Ana.

- ¿Quién demonios es Ana? Ya me pierdo...

- Mi última novia, pronto la conocerás… pero déjame que te hable un poco más de la ausencia…

- Lo que quieras Mateo, ¿puedo sentarme?, a este paso lo que voy a necesitar a la vuelta va a ser apoyo psicológico.

- Haré como que no he oído nada, sé que en el fondo te caigo bien.

- Si, bueno, anda, háblame de la ausencia…

- Lo que más me gusta de estar enamorado de alguien es que cuando estás con esa persona, estas ausente… ¿comprendes?… te ausentas del ritmo del mundo, de todo lo que te rodea, incluso de ti mismo, de tus inquietudes y tus preocupaciones… ¿no te ha pasado nunca?

- No, la verdad es que no… pero mejor continúa, creo que te sigo…

- Ya te llegará, no te preocupes, no deberías trabajar tanto.

- Ya, en fin, tu capricho en plan cuento de navidad de Dickens tampoco ayuda.

- Nunca se sabe… En cualquier caso, deberías saber algo sobre la ausencia que te vendrá bien para cuando te suceda…

- Soy todo oídos.

- Es sencillo, se trata de que la ausencia puede ser buena y mala… A veces te ausentas como a mí me pasaba con Maya, simplemente porque estaba tan absorbido por ella, siguiendo siempre su estela, preocupado de que todo fuese bien, tanto, que acabé por olvidarme de quién era yo o qué quería hacer independientemente de ella… Otras, como me sucedía con Ana, el apoyo incondicional de la otra persona, saber que siempre estará ahí, me provocaba una ausencia tranquila que me dejaba espacio y tiempo para ser yo mismo y desarrollarme como persona, eso evita muchos cortocircuitos, malentendidos y malinterpretaciones… 

- No se…

- Si, verás, es verdad eso de que cada uno ama a su manera, pero hay principios básicos que no se pueden vulnerar, y quien lo hace, ama mal… Hay quien te quiere estando a tu lado y quien te quiere mal, y también hay quien no sabe querer…

- ¿Qué principios?

- Si realmente estás enamorado de alguien, has de comprometerte, aunque sea un pacto tácito, tienes que hacerle sentir que es lo más importante para ti...

- Vaya, no fue bien la cosa.

- Al final fue frustrante… demasiado amor y demasiado incendio… demasiada pasión, ¿sabes?, así no se puede vivir en paz...

- Tal y como lo pintas, supongo que no.

- Entré en un bar, me acerqué a la barra, pedí un chupito de Bourbon con la intención de brindar por una nueva vida sin recuerdos sentimentales que me habían tenido taciturno en los últimos años, me lo bebí de un trago, y alguien me empujó encima de ella…
  Amor a primera vista, del más auténtico que pueda existir, de ése que te deja sin habla, que te da una punzada en las tripas y hace que no puedas apartar la mirada… Un instante y ya sabes que ese encuentro marcará toda tu vida…

- O sea que existe.

- Vaya si existe… Ambos lo sentimos, con tanta fuerza que en los meses posteriores un sin fin de coincidencias se fueron entrelazando para que no pudiésemos estar separados…
  Por supuesto, no era su mejor momento, esto sucede a menudo…

- ¿El qué?

- Que uno de los dos no esté preparado… Llevamos mucho equipaje en las mochilas, Linus…

- Pero estuviste bastante tiempo con ella…

- Cinco años exactos, ni un día más, ni un día menos, pero no creas que fueron un camino de rosas… Nos costó mucho aprender a estar juntos… Las subidas eran tan extraordinarias y duraban tanto tiempo que no sabíamos cómo encajar las bajadas…

- No entiendo…

- Es como lo que ahora estoy viendo, necesitaba verlo para recordar lo que sentía. Cuando estábamos juntos, todo resultaba desmesurado, eso es la pasión, como una droga, excesivamente divertido, intenso, profundo, erótico, mágico… 

- Guau

- Si, pero nada de eso sostiene con firmeza una relación… Nos faltaba serenidad, calma, paciencia, equilibrio, y todo un paquete de calificativos más, de lo más comunes y ordinarios, de esos a los que la gente no presta atención, les resta importancia en estos casos del amor, o de los que sencillamente huye porque les parece aburrido, pero que en el fondo, son indispensables para compartir con alguien la maraña ésta a la que llamamos existir, algo difícil y complicado. 

- Nada debería dolernos tanto…

- Exacto, Linus, exacto… Sea como sea, más o menos romántico, más o menos auténtico o asombroso, tanto si se parece mucho o poco a nuestro ideal, tiene que fluir, eso es indispensable…

- Pero eso se consigue hablando las cosas…

- No parábamos de hablar, cuando empezábamos no podíamos parar, nos comunicábamos y creíamos entendernos, y sin embargo, seguíamos tropezando en las misma piedras… Había sensaciones e impulsos que se imponían a nuestras interminables conversaciones o nuestras verdaderas aspiraciones… Celos, envidias, obsesiones, desconfianzas y dudas que no podíamos frenar…
Y sin embargo, míranos…

- Imagino que lo dices en sentido figurado… No querrás que mire…

- No es sólo sexo Linus, ésta es la representación exacta de todos los encuentros que tuvimos durante los cinco años que duró nuestro idilio… Y te aseguro que había algo más… Nuestra química era tan arrolladora que anulaba cualquier otra consideración… Nuestro atrevimiento, nuestra imaginación y nuestras ansias de explorar no tenían límites… Nos fundíamos en uno… No, no era sólo sexo, era casi místico.

- Joder Frontback.

- Y no sucedía exclusivamente cuando estábamos retozando en la cama, sino en cualquier sitio, cuando conectábamos y la química que sentía uno se entrelazaba con la del otro, lo que producíamos era electricidad, algo tan puro y simple como eso, y casi podíamos escuchar su crujido, casi desprendíamos luz, y muchas veces la gente que nos rodeaba se giraba para mirarnos como si supieran que allí estaba sucediendo algo extraordinario… Si, Linus, una luz tan intensa que a mi personalmente acabó cegándome por completo… Joder, no podía pensar en otra cosa que no fuera ella, y eso, solamente eso, acabó por destruirnos…

- ¿Y ella qué?

- Ella se equivocó del todo, tampoco supo qué hacer con ello o cómo manejarlo, pero la culpa… la culpa Linus, fue enteramente mía.

- ¿Cómo terminó?

- Le pregunté si me amaba y ella no supo responder. Yo quería que me amara como yo lo hacía y no quise respetar que lo hiciera de otra manera, no quise darme cuenta de que lo único importante es que quería estar conmigo. Cuando pones entre la espada y la pared a las personas, la respuesta nunca suele ser la verdadera. Años después, cuando yo ya estaba con Ana, reconoció que si que me amaba sin reservas, pero ya era demasiado tarde, ya solamente podría recuperar esa fantástica sensación, la de estar perdidamente enamorado, muy atrás en tiempo, viajando al pasado como ahora lo estoy haciendo. 

Mateo Frontback pasó el resto de la escena en silencio. Yo no pude añadir ni una coma a su discurso, y el resto del tiempo me limité a ignorar los sonidos que desprendía la escena, susurros, roces, gemidos, confesiones al oído, promesas, besos, inspiraciones. "¿Y ahora qué?", le pregunté mientras nos descomponíamos en el puzzle de la descompresión, pues me parecía que después de aquello, nada importaría demasiado en aquel viaje. "La vida continúa, querido Linus", fue lo único que me contestó, y casi percibí una ligera sonrisa en el fragmento de sus labios que flotaban frente a mí. Mi cabeza estaba llena de interrogantes para los que creía que nunca hallaría respuesta, y sin embargo, la sensación que me provocaba toda la experiencia de aquel viaje, y que prevalecía por encima de todo, era un deseo imperioso de vivir, vivir de verdad, intensamente, no como lo había hecho hasta ahora, entre los estrechos márgenes que yo mismo me había impuesto, sino como lo había hecho Mateo. A mi edad, Frontback se había enamorado cuatro veces, de cuatro maneras distintas, y yo, sin embargo, seguía soñando con cómo sería aquello. Quería que me sucediesen cosas y para eso tenía que empezar a dar prioridad a otras cosas, debía preocuparme más de mi mismo y no tanto de los demás, y sobre todo, debía aprender a mirar para que nada importante pudiera pasar de largo sin que me diera cuenta. Mantuvimos una corta conversación justo antes de entrar en las cápsulas.

- ¿Nunca intentaste volver con ella?

Mi pregunta le hizo soltar una carcajada.

-  Ya lo hice varias veces, y funcionó, pero verás, hay ocasiones en las que no hay vuelta atrás, la vida es así, puedes sentirlo, igual que este viaje, hay cosas que sólo se pueden vivir una vez.

- ¿Pero después estuviste con Ana?

- ¿Qué quieres decir?

- Bueno, pues… no sé, si lograste estar con otra persona es porque lo superaste…

- Nunca se supera nada, simplemente se aprende a vivir con ello… Ana es maravillosa, en seguida lo vas a ver… Durante años pensé que no sería posible encontrar el amor otra vez… pero me equivocaba… Creía que era imposible que una persona reuniese la pasión que experimenté con Maya y el entendimiento y la paz que me proporcionaba Amaya… Esa duda permanente, ese desencanto, fue lo que que minó mi relación con Ana, pero en este viaje me he dado cuenta de una cosa…

- ¿El qué? No te pongas a pensar ahora.

- No es fácil, se me ha ocurrido hace muy poco, mientras observaba la escena.

- ¿Y bien?

- Con el tiempo confundimos lo que sentimos, pero este viaje me ha servido para aclararme las ideas… Todas lo tenían todo, cada una a su manera, no se trata de encontrar la persona perfecta porque no existe, sino de quedarte con ella.

- ¿Qué tiene Ana que no tengan las demás?

- Es la única de la que no he podido despedirme, la única a la que no he podido decir adiós.

Con esa frase caímos en las manos del sedante, y por primera vez en todo el viaje, mis sueños fueron tranquilos, pacíficos, delicados, incluso podría decir que reconfortantes, una serie inconexa de imágenes agradables que sólo acerté a reconocer en parte, como una obra expresionista llena de amor a todo color, desde todos los ángulos posibles, parejas que se abrazaban, labios que se besaban, comidas y cenas familiares, amigos que corrían juntos, manos que se entrelazaban, cuerpos que se hundían en el agua o flotaban en el aire, vellos que se erizaban, pieles que se estremecían, pupilas que se dilataban, fuegos que se encendían.

QUINTA FECHA PUERTO: 8 de Mayo del año 2014 a las 00:01 horas

Nadie está preparado para amar, ni Frontback, ni yo, ni nadie, sólo para reconocerlo, tener la valentía de vivirlo hasta sus últimas consecuencias, crecer, aprender, evolucionar con nuestros aciertos y errores, y seguir tirando hacia delante como buenamente se pueda. Sé de lo que estoy hablando, porque mi pérdida fue temprana, la peor de todas. No obstante, me levanté de la cápsula aletargado y ese pensamiento se apoderó de mí con mucha fuerza. Lo había olvidado. 

Mateo estaba arrodillado frente al marco apagado. Se había despertado antes que yo. Se sujetaba la cabeza con ambas manos y su rostro mantenía un rictus de melancolía que ya me resultaba familiar. Las conversaciones que manteníamos cuando estábamos recién despiertos, casi desperezándonos, tenían un cariz especial, como si en ese estado estuviéramos más vulnerables, mejor preparados para hablar sin tapujos, con sinceridad, abriendo nuestro corazón casi sin querer.

- ¿Ocurre algo?

- Nada, es que sé perfectamente lo que me voy a encontrar ahora.

- Entonces podías haberte ahorrado este último puerto.

- Quizá, tengo hambre, ¿sabes?

- ¿Te has tomado el comprimido nutricional?

- Si, Linus, y también me he hidratado, pero siento la necesidad de comerme un buen chuletón, ¿sabes?

- Pues verás cuando regresemos, vas a querer comerte una vaca entera.

- No ha habido ni una sola vez que me haya encontrado con Ana y no haya sentido lo mismo.

- ¿El qué?

- Asombro. Cada nueva vez me parece que es la primera. En cada nuevo encuentro me parece que está más guapa que la vez anterior. Es la mujer más hermosa que he conocido en mi vida.

- Vaya.

- ¿Sabes que la primera vez que la vi fue antes de que sucediera todo lo que hemos recorrido en estos Puertos?

- ¿En serio?

- De verdad, yo no me acordaba, pero ella sí, y se encargó de recordármelo muchos años después, cuando volvimos a encontrarnos. Al parecer, aquella vez también me acerqué a ella, quise ligar con ella y lo hice fatal, ella tenía novio y la cosa se quedó en nada, pero le impactó lo suficiente como para no olvidarse de mí. ¿Te lo imaginas?

- La verdad es que no, pero es… bonito…

- Si que lo es… La vea cuando la vea, en el momento que sea de nuestro espacio tiempo, siempre sentiré el impulso de acercarme y hablar con ella… Si, hay algo profundamente bonito en ir enamorándose de alguien poco a poco, casi sin darte cuenta… Eso es lo que me pasó con ella.

- ¿Y qué escena has escogido?

- El día que medio borracho tuve la valentía de dejar a mis amigos en un bar y marcharme con ella y sus amigas a otro sitio, aunque tampoco tuve que echarle demasiadas pelotas, la verdad es que siempre me ha costado horrores separarme de ella.

- Mira, ya empieza.

Delante de nosotros comenzaba a desplegarse el marco, como si los contornos de esa pared de contención fueran difuminándose y volviéndose nítidos de nuevo, como si se abriera una brecha en el adminículo y se fuera haciendo mayor hasta formar una ventana enorme. La escena mostraba una discoteca llena de gente, y en primer plano un grupo de chicas aproximadamente de mi edad, un Mateo Frontback más joven no tardó en aparecer con un par de copas en la mano. Observé al Frontback que tenía al lado observando la escena, y vi como los ojos se le llenaban de lágrimas.

- Ahí está… Al ver a Ana siempre siento este golpe en el pecho pero he aprendido a no darle importancia…

- ¿Estas bien? ¿Quieres que te deje solo?

- No, quédate, estoy bien… es que me da rabia darme cuenta de la cantidad de basura que he ido acumulando a lo largo de los años en mi cabeza…

- ¿Basura?

- Me refiero al montón de traumas no resueltos que he ido acumulando en algún lugar de mi inconsciencia y que no me han dejado disfrutar de mi relación con ella.

- Quizá aún estés a tiempo…

- ¿Tu crees, Linus? Puede ser… somos tan parecidos…

- Es preciosa Mateo…

- Si, como una de esas mujeres de las novelas de Jane Austen, viviendo los tejemanejes del amor con paciencia y resignación a lo largo del tiempo.

En aquel momento, cuando volví a mirar la escena, algo captó mi atención sin que pudiera desviar la mirada. Una chica que estaba a un lado del rincón donde Mateo charlaba y sonreía junto a Ana, entre una multitud de personas que se agolpaban alrededor, bailando y cruzando por delante del marco, miraba directamente hacia nosotros. Me pareció muy guapa, más de lo que ninguna chica me lo había parecido nunca, y recuerdo que me divirtió pensar que las experiencias y conversaciones con Frontback en aquel viaje me habían calado hondo y estaban haciendo mella en mi sensibilidad o mi percepción de las cosas. Pero no era así, y de serlo, poco me importaba, me estaba ocurriendo algo. No podía dejar de mirarla. Pero lo más extraño es que ella tampoco dejaba de mirar en nuestra dirección, y poco a poco se había aproximado hasta estar muy cerca del marco.

Tenía los ojos entornados como si quisiera ver mejor algo borroso que tuviera delante. Me asusté. No podía ser que nos estuviera viendo, era imposible, y sin embargo, ahora, la chica me miraba solamente a mí. Ladeó la cabeza y estiró el brazo hasta traspasar la gelatina de la que estaba formado el marco. Una reverberación tambaleó en el adminículo.

- ¿Qué pasa Linus?

- No lo sé, te juro que no lo sé.

La mano de la chica llegó a rozar la mía y en aquel instante se echó hacia atrás atemorizada. Otras dos amigas vinieron a buscarla y la distrajeron durante unos minutos. Ella hablaba y gesticulaba de un modo aparatoso como si tratara de explicarles lo que le acababa de ocurrir, y de vez en cuando, echaba un vistazo hacia la zona donde se había dado el suceso, buscando algo con la mirada, como si no quisiera perder de vista algo. Mateo se acercó a mí y me agarró del hombro.

- ¿Qué pasa, nos puede ver?

- No, es imposible.

- No dejas de mirarla, ¿te gusta, Linus?

- Si, me gusta, pero esto es demasiado, no puede ser, no sé que hacer.

- Cruza el marco, queda media hora, crúzalo Linus…

- No, esto es una locura, me has comido la cabeza con todas tus historias, nunca me ha pasado algo así…

- Pero está pasando.

- Aquí y ahora, ¿verdad?, qué casualidad, no puede ser…

- ¿Por qué no? ¿Tienes miedo?

- Si.

- Eso es enamorarse.

- Mierda Frontback.

- Lo sé… Hice este viaje para descubrir la verdad, o por lo menos esa pequeña parte de autenticidad, de pureza o ingenuidad que queda dentro de mí… No sé si la he encontrado, pero la puedo ver en ti, ahora… No sé mucho de muchas cosas pero se reconocer el amor cuando lo veo…

- Ella estará en el futuro, es amiga de Ana…

- Pero será mucho más mayor Linus, además, ¿quién sabe? Las cosas suceden en un lugar y en un momento precisos, ¿y si no sientes lo mismo por ella cuando la veas en nuestra época?

- ¿Qué estas insinuando, que me quede aquí?

- No estoy insinuando nada, sólo que los minutos corren, y que si no te acercas a ella y le dices algo, te arrepentirás toda tu vida, simplemente prueba…

- En este pasado, yo existo también…

- ¿Qué quieres decir?

- Yo, en el pasado, andaré por ahí, no puede haber dos Linus paseándose por el mundo…

- Pero sólo seréis dos versiones de la misma persona durante unos años, él llegará a hacer este viaje y hará lo que tu hagas ahora, si no lo evitas y no se entera no podrá ser de otra manera…

- Si lo hago, si me quedo, formaría un bucle en el espacio tiempo…

- Un bucle que durará muy poco… cuando él haga este viaje, tu seguirás en nuestra época viviendo hacia delante, es raro, pero es verdad, él se dirigirá sin saberlo hacia este mismo instante que tú estás viviendo...

- ¿Tu qué sabes? No sabemos nada, podría suceder algo trágico, horrible, no podemos arriesgarnos…

- ¿Podemos Linus? No se trata de si podemos arriesgarnos, sino de si tu te vas a arriesgar o no.

Quedaban solamente dos minutos y una ansiedad insoportable me estaba cortando la respiración. Temblaba, sudaba y me dolía todo el cuerpo. Ella se había apartado de sus amigas y miraba otra vez hacia el marco con la boca abierta y gesto contrariado.

No sé qué se me pasó por la cabeza, un millón de cosas en un segundo y nada al mismo tiempo, pues fue al anularlas todas de golpe y quedarme vacío de dudas, sospechas, inseguridades y miedos, cuando salté hacia el otro lado del espacio tiempo atravesando el marco bruscamente.

Caí sobre el suelo de la discoteca. Me sentía aturdido. Todos mis sentidos estaban entumecidos con aquel repentino choque de luces, con el volumen de la música, con el ambiente cargado de aquel lugar. Cuando trataba de incorporarme, ella me agarró del brazo y me ayudó a levantarme. El Mateo Frontback del pasado también se acercó. Muchos de los que estaban alrededor nos miraban extrañados, los que habían sido testigos de mi extraña aparición se frotaban los ojos y arrugaban la cara, hablando entre ellos. Lo que sentí al tenerla frente a mí, al tocarla y al mirarla, es algo que no puedo describir con palabras. El Frontback del pasado habló:

- ¿Nos conocemos?

Eso fue lo que me dijo. Todo me daba vueltas, demasiadas sensaciones y pensamientos por minuto. ¿Y si Frontback ya sabía que todo esto iba a suceder?Me giré hacia el marco, y vi su silueta en la brecha que el marco formaba en el ambiente. Noté que ella también miraba hacia allí. Entonces le pregunté si ella también veía algo.

- Ahora ya no… ¿Cómo te llamas?

Y me agarró del rostro con ambas manos observándolo detenidamente, con los ojos muy abiertos, mordiéndose el labio inferior. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando volví a mirar hacia el marco, había desaparecido, y yo estaba encerrado en otro tiempo para siempre.

Aguardaré el año en que este último informe pueda ser entregado a mi capitán. He tenido tiempo de sobra para redactarlo. Creo firmemente que nada de lo que ha sucedido, ha perturbado en modo alguno la estabilidad del espacio tiempo, y por tanto, les ruego que no pongan en marcha ningún dispositivo para corregir lo que a estas alturas será ya otra fina y pequeña historia insignificante, la mía, dentro del infinito entramado de Historia que cada día se van desenredando. Por favor, le ruego que no vengan a buscarme, que no traten de rastrear mi itinerario. Solamente puedo decirles que he sido feliz y aún lo soy, que en la fecha en la que probablemente lean este informe, solamente un Linus existirá en el tiempo, yo mismo, el que en un determinado momento, retrocedió para volver a recorrer su vida de otra manera. Mis padres están vivos y amo a Rebeca. Tengo un gran amigo que trabaja en una librería y es el único al que le he contado toda la verdad, el mismo que, sabiendo lo que iba a pasar, se ha gastado su dinero para viajar con un yo que no sabía nada de nada. Gracias a los consejos que proporcioné a Ana, la amiga de mi novia, el cliente terminó por vivir una última historia de amor en su vida, y quizá esta vez sea la definitiva.

En sus manos dejaré el delicado asunto de valorar los hechos como un descubrimiento sin precedentes, el de que, a veces, el destino se puede cambiar. Y si la decisión resulta ser que mi caso sea único y excepcional y se prohiban posteriores incursiones, me parecerá igual de correcto que la creación de un sistema para que el mundo sea más feliz, o que en el peor de los casos, acabe con nosotros para siempre.

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El comandante permaneció quieto como una estatua, respirando silenciosamente, muy despacio, con la mirada perdida en ningún sitio. Si aquello era cierto, el destino de las personas se podía cambiar, y tal y como el agente Linus había concluido en su informe, eso podía ser un descubrimiento maravilloso, o el arma más peligrosa de cuantas se habían inventado. Linus se había desembarazado hábilmente de la responsabilidad de hacer algo con ello. En su decisión estaba ahora el hacerlo público o no. El teléfono del despacho sonó y el comandante agarró el auricular pensando que si eran los directivos del comité o alguien del departamento de justicia, mentiría y negaría la existencia de aquel informe. Al otro lado, la que contestó fue su mujer. Estaba un poco alterada porque llamaba desde el hospital donde su hijo permanecía convaleciente, y quería saber cuándo se reuniría con ella. "Ahora mismo salgo para allá, te quiero cariño"_ fue cuanto dijo, y colgó. Se levantó lentamente. Una idea horrible surcaba su cabeza: si alguno de los padres de los otros niños que habían fallecido en el accidente quisiera cambiar sus trágicos destinos, quizá entonces, el que moriría, sería su hijo. Las cosas suceden como tienen que suceder, y aquel accidente dentro del espacio tiempo, el viaje de uno de sus agentes y su posterior desaparición, no eran mas que una casualidad más dentro de aquel universo imposible de entender y de manejar. Se acercó a la máquina de triturar papel e introdujo el documento muy despacio, asegurándose de que quedaba eliminado para siempre.

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